Nací en abril de 1948, en la ciudad de Rosario, y mis primeros meses de vida transcurrieron en la casa de mis abuelos en el barrio de Arroyito de esa ciudad. Luego de un breve paso por Buenos Aires, pasé mis primeros años de infancia en San Rafael, Mendoza, donde mi padre era pastor de la Iglesia Metodista.
Tras los estudios de Maestría de mi padre en Atlanta (EE.UU.), recalamos en el barrio de Flores, de Buenos Aires, donde pasé mi niñez y adolescencia. Me recibí de Maestro Normal Nacional en 1965 y al año siguiente me desempeñé como maestro de primaria en la escuela Laura y Henry Fishback, en La Paternal. Comencé dos carreras: Teología en el Facultad Evangélica de Teología (luego ISEDET) y Sociología en la Universidad de Buenos Aires.
Tras mi Licenciatura en Teología, y ya casado con Graciela De Vita y con nuestra primera hija, Anahí, nos trasladamos a Mendoza, donde ejercí el pastorado y como capellán del Colegio Alberto Schweitzer de la Iglesia Metodista. Intenté retomar mis estudios de Sociología allí, pero tras rendir algunas materias se me hizo imposible continuar, pues a partir de septiembre de 1973 tomó la prioridad acompañar el exilio de miles de chilenos que venían a nuestra iglesia en busca de ayuda. En 1974 nació en Mendoza nuestro segundo hijo, Esteban, y fui ordenado presbítero por el Obispo Carlos Gattinoni, el mismo pastor que me había bautizado y bendecido nuestro matrimonio.
Trasladado a Rosario, donde atendí varias iglesias, me involucré en la defensa de los Derechos Humanos en tiempos de la dictadura, lo que me deparó arduos momentos y situaciones difíciles. Allí nació Santiago, nuestro tercer hijo. Finalmente volví al porteño barrio de Flores, ahora como pastor, y completé mis estudios de doctorado en Teología, teniendo como mentor a Severino Croatto. Irene completó, en ese tiempo, nuestra prole.
Ahora se han agregado nueve más, entre nietas y nietos.
Ejercí, entonces, sin dejar el pastorado en distintas iglesias del conurbano bonaerense, como docente en ISEDET, en las áreas de Biblia y Teología sistemática. Fui profesor invitado y conferencista en varios lugares en el extranjero, y allí se acentuó mi trabajo académico. Tras el reconocimiento de títulos por el Ministerio de Educación, pude completar una especialización en Antropología social y política, como para cerrar el frustrado ciclo pendiente de estudios sociales.
Delegado de la IEMA a FAIE, fui electo presidente, y también participé en la Sociedad Bíblica Argentina. En el año 2013 pedí mi jubilación tanto en la docencia como en el pastorado, aunque no haya dejado ni la actividad académica ni el involucramiento en las tareas de la Iglesia.